mi historia en Facebook desde 2010
· Primeros pasos ·
En primavera de 2010, tras acudir a un curso para emprendedores de la Comunidad de Madrid, y sopesándolo mucho, me hice un perfil de Facebook, para poder inmediatamente abrir una página para Cuéntame una Ópera, la colección a la que en aquel momento tenía que dar visibilidad en aquellas nuevas “redes sociales” de moda.
Desde entonces, Facebook se convirtió en un espacio en la red donde pasar un rato muy entretenido. Retomé contacto con algunas viejas amistades e inicié otras “Facebook-amistades” con personas con las que compartía afinidades y con quienes pude iniciar conversaciones a menudo más interesantes que las que tenía en mí día a día en el mundo real. Incluso he llegado a entablar alguna verdadera amistad a partir de algún encuentro fortuito en Facebook.Esta proximidad en la distancia, a menudo envuelta en palabras de afecto, resultó algo inesperado, y poco a poco hizo que acercarme a Facebook resultara uno de los momentos más agradables e incluso alegres de mi día.
Sin embargo, esto no era lo que me había traído hasta allí, y siempre fui consciente de que Facebook –como toda la red- es un espacio público. Por eso, rara vez publiqué asuntos personales. Tenía unos criterios muy definidos, y mi trabajo como autora era lo que me había llevado hasta allí. Por eso mi muro/espacio ha estado reservado a la música, la cultura y la educación, que eran los temas de mi trabajo. En este sentido, el tema de la privacidad, siendo de enorme importancia, a mí no es lo que más me proecupa personalmente. La propiedad y gestión de mis datos en cambio sí me parece un tema en elq ue me siento engañada y manipulada por la red. Me explicaré…
· éxito y decepción en la red social ·
Inicialmente, la página de Facebook “Cuéntame una Ópera” creció a gran velocidad en número de “fans”. Sin embargo, este crecimiento se frenó en seco en cuanto Facebook decidió convertirse en una herramienta de puro marketing. De golpe mis posts se volvieron invisibles para mis fans que dejaron de interesarse, y esto justo cuando empecé a recibir las propuestas por parte de Facebook de poner anuncios. Me costaba aceptar aquel juego, que sentía como un chantaje. Al fin y al cabo le había dedicado ya tiempo a Facebook (videos…). Sin embargo, caí, lo confieso. Y, tras un par de webinars y con gran prudencia decidí probar a poner unos anuncios, pensando que quizás así podría llegar a aquellos que pudieran estar interesados y no me conocieran. Fue entre febrero y abril de 2017 cuando invertí 30€ repartidos en 9 anuncios en los que intenté afinar el tiro, tal como aconsejaban los cursos de marketing y Facebook con los datos de mi página… Sin embargo, esta forma de trabajar, en un espacio que me parecía abierto, a mí no me gustaba. Nunca me gustó la publicidad, pero formar parte de aquella rueda de manipulación de voluntades me resultaba especialmente incómodo. Entiendo mi trabajo como una propuesta, y mis reflexiones sobre la educación me han hecho apreciar el ejemplo y el respeto del otro.
Me gusta mostrar no imponer, y detesto los sectarismos y los etiquetados, sea por vía de perfiles o de target-audiences… Vivimos tiempos de peligrosa manipulación a través de los data, y me niego a contribuir a ello. Pero es que, además, en mi pequeña historia en Facebook, los data, los algoritmos o lo que fuera que utilizasen ahí para dirigir mis cuatro anuncios, dieron unos resultados sorprendentes, pobres en el número y nada positivos en la calidad. No sé si otros hubieran seguido insistiendo, y si Facebook ofrece trato distinto según el presupuesto.
En Internet quiero dirigirme a personas que tienen algún interés real en lo que hago, y la calidad humana es lo que me importa de verdad, no el número. Mi trabajo es genuino y me interesan las experiencias genuinas. Con mis cuentos y la música prefiero llegar a 1 niño, a 10 personas, que obtener 10 apresurados likes o 10 000 clicks fortuitos de quien pasaba por ahí, y no tiene interés alguno en lo que hago o un puñado de nuevos fans comprados. Está claro, pues, que Facebook no funciona para mí.
Quizás Facebook me ha dado la ilusión de la visibilidad como autora, aunque ese no fuera nunca mi objetivo. Llegué a entrar en el juego del personal branding, pero tengo grandes reservas sobre esa forma de hacer llegar un mensaje con toda su fuerza. Con estas dudas y el convencimiento de que el concepto de autor está en crisis, mi camino se abre ahora a nuevas experiencias, y no puedo dedicar más energía a esta vía muerta. Por eso, gracias Facebook, pero adiós.
· Despedida y nueva etapa ·
Este artículo es largo, y temo que sólo llegue hasta aquí quien me siga de verdad. Por eso, si todavía estás ahí, gracias. Y, si estás entre aquellos me siguen en Facebook, éste es el último rato que le dedico a esa red. Por cada uno de esos 558 amigos y 1952 fans, escribo hoy. Porque pienso merecen una explicación detenida de mi decisión. Quiero aclarar también que no voy a cerrar mi cuenta de momento porque todavía me sirve como herramienta de investigación, pero me abstendré de aportar más contenido, y dejaré de comunicarme por ahí.
Si alguien está interesado en mi trabajo puede conectar conmigo directamente de diversas maneras:
- en LinkedIn: https://www.linkedin.com/in/georginagarciamaurino/
- en mi página web: https://www.georginagarciamaurino.com/
Dispongo también de un email de contacto público, que atenderé semanalmente: mirlomusicmail@gmail.com
Aquellos con los que me une una relación más personal tienen estos y otros medios.
Inicio una nueva etapa en Internet de relaciones individuales, en la que seguro me voy a sentir mucho más a gusto. Me enriquece mucho más el diálogo que el ruido social. Al fin, aprecio mucho más las relaciones uno a uno.
Seguimos en contacto,
Georgina
P.S. Releo, y me doy cuenta de que olvidé un dato importante. Facebook no me ha ayudado en absoluto a la venta de mis libros. Los resultados de los últimos años así lo demuestran… en privado te puedo dar los números que demuestran esta triste realidad. ¿Hace falta más argumentos?